Los días en una casa como la casa en que los locos viven son días lentos y parsimoniosos. El trabajo es pausado también, el caer de las hojas y el correr de los internos.
Los internos, cmo había sentido miedo yo la primera vez en que caminamos por los pasillos del hospital. Sus caras de felicidad permanente me antgustiaban el alma conforme los minutos pasaban. Me colmaban algunos las manos de besos y la frente de elogios. Aprendí a no tenerle asco a la miseria.
Entre todas las manos desesperadas, un par me servía de guía. Beatriz tenía y tiene 5 años , desde que vino hasta el día de hoy. Sus cabellos cano con hebras negras enseña la oscuridad que tuvieron alguna vez, sus manos temblorosas acarician mi antebrazo y se posan en mis faldas dulcemente. El atardecer marca las 4 y yo debo conversarle de ensueños y arroparla para la siesta de la tarde.
- Hoy no necesito que me acuestes tú.- me comentó mirando sus muñecas, balanceado su cuerpo lenta y torpemente.
- Y quién más te acostará si no soy yo? La noche que vendrá será fría y las colchas se resbalan de tu cuerpo.
- Yo te he visto cuando caminas en la noche, piensas mucho y no sabes si entrar a verme o correr por el pasillo. Ya pasó todo y yo estoy bien y tú también y él ya no...
- No sé de que estás hablando Bea, pero de todas formas es hora de que tomes la pastilla de las 4 y tomes una siesta.
Con mi mano derecha me aferré más a la silla donde estaba sentada, mordí el aire fuertemente procurando que Bea no me vea. Saqué del pastillero la diminuta pastilla amarilla , la deposité en mi mano y se la extendí, diciendo:
- El agua que te voy a dar sabe a fresas
- El agua nunca sabe a fresas- agregó Bea.
- Claro que sí, si es que le pongo sabor a fresas- agregué en tono muy serio y convincente.
Bea se bebió el agua y se arropó a si misma girando sobre su cuerpo. Habían días en que su lucidez me intimidaba, casi asustaba. Porque sentía que dentro de su tangible insania estaba todo eso que yo no quería ver y todo lo cierto de mi mundo que escondía cuando me encerraba para mí sola , en mi cuerpo.
martes, 30 de septiembre de 2008
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lunes, 29 de septiembre de 2008
cero
ahora que sabes que realmente no sabes lo que eres
lo que has sido
lo que puedes o quieres ser
debo contarte que por algunos momentos olvidaba respirar cuando veía tus ojos
me comprimía el alma la incertidumbre del destino
de este conjunto.
no sé muy bien en que momento nos convertimos de piedra
ahora el viento del pasado no cala sobre nosotros
no erosiona tu pecho
ni el mío , joven aún
y la lluvia que las nubes anuncian no se deja caer
ni el pesar se libera de mi cuerpo
ahora el tiempo transcurrido parece menos que otras horas
cuando la herida en tu vientre estaba ausente
el sol del ahi verano no escondía para nosotros su luz
la que ahora marca los días en que la congoja parece amiga.
ser fuerte es la opción que impera
pero mis ventrículos de niña se contraen con más fuerza cuando no me ves
solamente al pensar lo que los tiempos traen consigo
lo que ahora llevas dentro más que nosotros, ayer.
ahora esperamos
por la esperanza en forma filial
por ojos sinceros que nos digan que lo que fue no es más
por la vida misma.
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miércoles, 24 de septiembre de 2008
misery
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lunes, 15 de septiembre de 2008
two-year-old body
en el lobby hay un ex-ser que me mira con tenue desnudez
tenue por que el cuerpo está cubierto
de verguenza
tuya, ajena y del universo entero.
por el día olía, marchita la piel
a los árboles del pasado que la tierra se tragó
con todos esos frutos podridos y envenedados
y las semillas de la ira tuya que quedó
(el trueno que suena ahora , adentro, en mí
circunda vulgarmente las palabras hacia tus oídos)
huelo tu isquemia
el año desgraciado se ha reflejado en tí.
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sábado, 13 de septiembre de 2008
as you were
Publicado por Grecia Santa Cruz en 13:21 0 comentarios